Hola, soy Laura, y antes de nada, quiero decirte que no soy una gurú. Vivo en Madrid, trabajo en marketing (sí, irónico) y hasta hace muy poco, mi vida era un scroll infinito.
Si estás leyendo esto, seguramente sabes de lo que hablo: esa sensación de vacío, de comparación constante, de que tu vida real es un poco aburrida comparada con el story de las vacaciones ajenas. Durante años, mi móvil fue la primera y la última cosa que veía. Me daba un pico de dopamina al recibir un like, seguido de una hora de ansiedad flotante al ver a veinte personas más «exitosas» que yo.
Mi problema no era solo el tiempo perdido; era la ansiedad constante. Mi mente estaba siempre en estado de alerta, esperando la próxima notificación, sin poder asentarse en el presente. Sentía que mi autoestima estaba ligada al rendimiento de mi última publicación. Estaba agotada.
El Momento «¡Basta Ya!» (El Click de Laura)
Recuerdo el día exacto que hice click. Estaba en una cafetería esperando a una amiga. Ella llegó, me saludó y me dijo: «Oye, ¿estás bien? No me has mirado a los ojos en 10 minutos». Yo estaba tan absorta en mi feed que no me había dado cuenta de que había perdido 10 minutos de conexión real con una persona que quiero, por estar validando la vida de desconocidos.
Ahí me di cuenta de la trampa. Mi vida se estaba volviendo una reacción a las redes sociales, no una acción consciente. Decidí que necesitaba algo que me devolviera el control, algo que me enseñara a estar en mi cuerpo, no solo en mi cabeza. Ahí fue cuando, un poco a regañadientes, probé mi primera clase de yoga en la comunidad.
Las Herramientas del Yoga: El Antídoto a la Adicción
El yoga no me quitó el móvil; me quitó la necesidad de cogerlo. Me dio herramientas para gestionar esa sensación de mono o de ansiedad que me entraba si no miraba la pantalla.
1. La Postura (Asana): El Ancla al Presente
En la esterilla, la profesora decía: «Siente el apoyo del pie», «Observa tu respiración». ¡Y yo solo pensaba en la cena! Pero, poco a poco, la concentración que requería cada postura (sobre todo en equilibrio) me obligó a estar aquí y ahora. No podía estar pensando en Instagram y mantener el Virabhadrasana (Guerrero) a la vez. El cuerpo me forzó a desconectar.
2. La Respiración (Pranayama): Calmar el Mono
Lo que más me costaba era el mono nocturno: esa necesidad de coger el móvil en la cama. Mi mente estaba aceleradísima. Descubrí el poder de la respiración. Aprendí a usar la respiración calmante para bajar las pulsaciones y decirle a mi sistema nervioso: «No pasa nada. No hay un león. Puedes dormir.»
Si tú también tienes ansiedad que te persigue a la cama, te recomendamos empezar con el Yoga Restaurativo y sus 5 Posturas para Dormir Mejor que usamos para empezar a relajar el cuerpo.
3. La Meditación: Observar, no Reaccionar
La meditación me enseñó a no reaccionar al impulso. Cuando sentía la necesidad ansiosa de desbloquear el móvil, simplemente me decía: «Ahí está el impulso. Obsérvalo, no tienes que actuar.» Con el tiempo, ese impulso se hizo más y más pequeño. El yoga me devolvió mi poder personal. Ya no siento que la pantalla me controla, sino que yo decido cuándo usarla y con qué propósito. Si sientes que la pantalla te controla, quizás necesites un plan de acción.
Te recomendamos leer también nuestro artículo con Consejos para Vencer la Adicción al Móvil para empezar con pequeños límites.
El Empujón Final: El Retiro como Detox Obligatorio
El verdadero punto de inflexión fue un retiro de fin de semana. Al principio sentí miedo de ir sola y de no tener el móvil, pero el simple hecho de no tener la opción de mirar el feed me hizo un reset de 72 horas.
Me di cuenta de que mi vida era mucho más rica, más real y más calmada cuando el foco estaba en la comida, en una conversación sin interrupciones y en el sonido de la naturaleza, no en el sonido de una notificación.
La Vida Ahora: Gestión, No Abandono
Hoy, uso las redes sociales con propósito. Sé lo que quiero ver y cuándo quiero verlo. Pero mi paz no depende de ello.
Si sientes que las redes sociales y el móvil te están robando la calma y la conexión, no esperes a que tu amiga se apunte, no esperes al momento perfecto. Tu bienestar no puede esperar. Empieza con el yoga en casa y, cuando estés lista para darle a tu sistema ese descanso absoluto que tanto necesita, regálate un fin de semana.

